o céu partido ao meio, no meio da tarde.

terça-feira, 1 de outubro de 2013

Bestia


Y viniendo por las sombras guiandose por su aroma, su cuerpo reacciona a la fragancia del otro instantaneamente, rastreandolo en la oscuridad, ubicando a su cuerpo tirado. Como un vampiro anormal venia sediento de la piel, del sudor de los poros, deseante enigmático, bestia en pasos de ángel. Caminante nocturno que, parado al lado, observaba. Pobre dulce alma maldita, alma infernal que amaba. Alma negra, que ni siquiera alma era, caída en cuerpo ajeno.
Con los ojos llenos de alegria y satisfacción, le recorria desde la cabeza a los pies. Observarlo le completaba de sentimientos, los sentimientos más nobles que un animal salvaje podria sentir. Pobre dulce alma maldita, alma infernal que amaba. Y amaba tanto que lograba sentir, lograba encenderse desde adentro hacia afuera. Le quemaba el pecho y quemaba de una manera tan bella y agradable que las pequeñas brasas encendidas se lanzaban por sus ojos. Se lanzaban en forma cristalina, pura, sensible para bajar suaves y bailantes por sus mejillas. La alegria y la satisfacción eran tan grandes que, por el hecho de nunca haber amado, todo lo que era frio adentro de él descongelaba.  Y fluía.
La fiera domesticada. El monstruo anestesiado.
El bicho sombrio ahora inmerso en amor. Llenandose todas las noches. Viviendo de la saliva. La bestia fria de otrora, grande pieza de hielo, reblandecida en ternura. Dulce alma maldita, alma infernal que amaba.  Amaba todas las noches y solo existia por amor a tu boca.
Hechizado por tus labios.
Sediento de tu abrazo, sediento de tu aroma.
Vampiro sometido
al olor de tu cuerpo.

F;

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