o céu partido ao meio, no meio da tarde.

sexta-feira, 29 de abril de 2016

Mirada Domenica

Hoy encuentro en el cielo
el mismo color de tus sábanas.
El mismo tono de la cama que escuchaba nuestros secretos.

Hoy veo en la fachada del edificio de adelante
la misma dureza de tu cuerpo.
Esa ventana gigante como mi boca abierta,
acechando consumirte por entero.
El marrón del hierro viejo fusionado con el verde de ese árbol
es como tu cuerpo, liberto y desnudo, atravesado por el claro de mis ojos.

Hoy veo en la gente que camina en la calle
mi lengua paseando por tus piernas.
Es como si todos gritasen tu nombre
o como si mis pelos desearan vivamente entrelazarse en los tuyos.

Hoy veo en la melancolía del día tu peso muerto y dormido a mi lado.
Yo abrazándote como una bestia y mis labios, inhumanos,
devorándote el cuello.
Mi sed de saliva.

Hoy siento en la brisa tu olor.
Mi nariz como un gran agujero negro
succionándote la sonrisa,
centrifugando tu esencia.

Hoy en la penumbra de la tarde nos veo matándonos de nuevo.
Tanta fuerza y deseo mezclado, tu sudor en mis poros,
y nosotros como dos titanes grotescos
advirtiendo a los vecinos sobre el apocalipsis.
Tu aliento jadeante. Yo tenso, convulsionado.

Hoy quiero el sentido de aquellos días
cuando las paredes nos miraban
y tus almohadones se quejaban de nuestros gemidos.
O cuando todo volaba alrededor nuestro y éramos dos únicas anclas en el cuarto,
aplastados contra el colchón,
que se divertía y carcajeaba de nuestros movimientos bruscos.

Hoy tengo la seguridad de que te extraño,
tengo la tristeza en la punta de los dedos
y la necesidad de que sea mañana.
Pero no saber cuándo es mañana me dilacera, me quita el sueño.

Ojalá que se termine pronto este día.
Porque el hoy
ya no lo quiero más.

F;

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