o céu partido ao meio, no meio da tarde.

segunda-feira, 12 de setembro de 2016

No se trata de entender

Un dolor liviano detrás de los ojos
quitaba el sentido y la postura.
Caminaba sin rumbo entre las luces y el concreto
y su sombra se dividía, intentando indicarle el camino.
Pero se dividía en cuatro! Ahora en dos,
y las luces, y los concretos, y las sombras
que se rozaban en la vereda.
Los pensamientos acumulados en la cabeza de su pucho
trataban de dejar que las cosas salgan,
y salían por los cordones, por los agujeros,
llenaban a sus zapatos con basura.
Sonó una campana! Y ahuyentó a las bestias de adentro.
De pronto reconoció la calle
y percibió que había andado... ¿cuántas cuadras?
no se sabe
y no se trata de saber.
Tiró su cigarrillo y con él todas las preguntas.
Dejar que salgan. Y salían, y entraban, y volvían a salir
pero algo quedaba.
Quedaba como esa piedrita en su calzado,
algo no salía, incomodaba.
Él era el centro de sus propia sombras,
él era su demonio.
No se trata de entender, se trata de dejar que pase.
Y pasó.
El minuto nauseabundo y con ello la obligación de comprender.
No trató de nadar
trató de dejarse.
Y agotado
sin tratar de,
se dejó
zambullir.

F;

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